"La urbanización es trucha"

por Revista Cítrica
15 de febrero de 2018

Miles de manifestantes marcharon en la Ciudad de Buenos Aires reivindicando la lucha por cuentas sociales pendientes, entre ellas, la urbanización de las barriadas. Jornadas de luchas populares, resistencia y propuestas.

Trabajadores y trabajadoras, de todas partes, de los lados de siempre, de los rincones de lucha. Se juntan, se amuchan, comparten penurias, alientos, abrazos y gritos. Crece la bronca, y se manifiesta en la Ciudad de Buenos Aires. Una bronca que viene siendo contenida, entre la devaluación, los tarifazos, la incertidumbre, los magros aumentos. La gente se expresa en las calles. La unidad sigue creciendo y se definen los planes de lucha.

"La urbanización es trucha. Toda política pública de la Ciudad de Buenos Aires tiende a aumentar el precio del metro cuadrado y es expulsiva de los sectores populares. Lo mismo está pasando en los barrios. Quieren expulsar a la gente a otras provincias u otros países, y que venga el 'Señor Mercado' a comprar tierras públicas muy baratas y hacer negocios millonarios", señala Rafael Klejzer, referente del MPLD y de la Central de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).

Los vecinos y las vecinas quieren participar en las decisiones sobre la urbanización. "Las villas son construidas y mantenidas por los propios vecinos, el Gobierno no pone un sólo peso", denunció. El año pasado los unió el espanto, dicen. Ahora los junta un programa de luchas y de propuestas.

Por su parte, Ignacio Levy, de la organización La Poderosa, sostuvo: "Que hoy se vea esta masividad y este nivel de unidad de vecinas y vecinos de los barrios populares en las calles, no podría responder de ninguna forma a un sesgo ideológico solamente, sino que responde a una realidad que es inocultable y que tiene muy poco que ver con lo que asoma en los medios de comunicación, empezando por las repetidas y falsas promesas de urbanización, que terminan siendo roscas de corrupción, en canchitas y en placitas, en fachadas o en bulevares, pero que siguen postergando indefinidamente una solución posible para la crisis habitacional que existe en los barrios".

"Han hecho una campaña de marketing en torno a la supuesta urbanización de la Villa 31, que excluye por completo a la participación de los vecinos y que -aunque lo han promocionado de esa forma- hay muchísimos casos en que los desalojos, las amenazas, llegan antes que los ladrillos", denunció.

 

En ese sentido, añadió que "cuando los ladrillos llegan, llegan producto de la lucha". "Se cansaron de hablar de educación y salud dentro de un programa de integración urbana que seguimos esperando. Porque a la salita de la villa 31 la transformaron en una morgue; porque muchísimos de los barrios están desabastecidos de insumos medicinales; y porque a la escuela la mudaron a un container, a la otra punta de la Ciudad", aseguró Levy.

"Lo que ocurrió en diciembre, respondiendo a una avanzada sobre los derechos en general de nuestros viejos y nuestros pibes, se profundiza muchísimo más en los barrios, donde las necesidades ya eran altísimas en el momento en que asumieron", explicó.

"En primera instancia tuvieron buenos bomberos en la calle: mientras nos endeudaban a 100 años, abrían nuevas bocas de comedores. Esto, ante la mirada de un estadista o de un universitario, nunca puede ser una buena noticia. Pero, en la realidad urgente, en la realidad que quema, sí era una buena noticia. Porque -de alguna manera- permitía contener ese desborde inevitable que iba creciendo a medida que avanzaba el desempleo y la política de ajuste", señaló.

 

Inmediatamente aclaró que "el problema que tienen ahora es que -en los barrios donde apagaron los primeros incendios sumando bocas de comedores- hoy no alcanza la comida. El ejemplo concreto es el de la villa Zabaleta: había dos comedores en el barrio; hoy hay cinco, y en ninguno de ellos alcanza la comida".

"Ahora reciben (en referencia al gobierno de la Ciudad) el petitorio que hemos presentado, junto a las organizaciones sociales, pero siguen buscando excusas para no hacerse cargo de que está faltando mercadería. La realidad es que nosotros tenemos compañeras y compañeros en los barrios que trabajan ad honorem, gratis, en los comedores, para asegurarse la comida, que debiera ser gratis, porque sino no alcanza", denunció.

"La envergadura de esta movilización no solamente responde a desigualdades históricamente injustas o inmorales, sino a necesidades que son inadmisibles e insostenibles", sentenció.

 

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