Sobra pasta para resistir

por Revista Cítrica
29 de septiembre de 2016

Las cooperativas La Casona y La Litoraleña realizaron una ñoqueada en el centro porteño. La Justicia y los empresarios los quieren dejar en la calle pero ellos no paran de laburar.

Trabajaron para ñoquis muchos años. Para empresarios que los estafaron y un día les dejaron de pagar los sueldos. Ellos resistieron. Formaron cooperativas. Hoy se cruzan con nuevos ñoquis (especuladores inmobiliarios y jueces que ignoran las fuentes de trabajo) que pretenden dejarlos en la calle.

“Desde que comenzamos la cooperativa, hace dos años, levantó muchísimo el trabajo. Más allá del momento del país, cuando la gente se entera de que los ex empleados estamos gestionando la empresa, nos apoya. Y los clientes siguen viniendo”, cuenta Mario Romero, presidente del restaurante recuperado La Casona, donde este jueves 29 -junto a los compañeros de la cooperativa La Litoraleña- realizaron una ñoqueada para visibilizar los manejos de los ñoquis humanos.

Le pedimos a la jueza que nos autorice a usar la maquinaria y la negó. Nos dicen que nos tenemos que ir de ahí. No nos vamos a ir, estamos defendiendo nuestra fuente de trabajo.

“Queremos que nos den la posibilidad de trabajar. Estamos hace más de un año sin resolver el conflicto. No tenemos un salario fijo. Si bien estamos conformados como cooperativa necesitamos que la Justicia nos apoye. Le pedimos a la jueza que nos autorice a usar la maquinaria y la negó. Nos dicen que nos tenemos que ir de ahí. No nos vamos a ir, estamos defendiendo nuestra fuente de trabajo”, resume Luis Baini, presidente de La Litoraleña, sobre la situación de la cooperativa.

La Ley de Concursos y Quiebras indica que los trabajadores de La Litoraleña pueden continuar con la empresa porque se conformaron como cooperativa, y resguardaron tanto las instalaciones como la maquinaria. Sin embargo, la jueza Valeria Pérez Casado les rechaza los pedidos. Una decisión difícil de comprender: la Justicia se niega a expresarse a favor de la continuidad laboral y en esta situación no pueden producir. Para sostener la lucha que lleva más de un año están vendiendo productos cooperativos de otras empresas. “Queremos trabajar hasta que se resuelva el tema de la quiebra. No nos vamos a ir porque estamos defendiendo nuestra fuente de trabajo. Nuestros acreedores pueden esperar, nosotros no”, asegura Baini.

La Justicia se niega a expresarse a favor de la continuidad laboral y en esta situación no pueden producir. Para sostener la lucha que lleva más de un año están vendiendo productos cooperativos de otras empresas.

En el caso de La Casona, el juez al que le están pidiendo que contemple la situación de los trabajadores es Sebastián Sánchez Cannavó. Los compañeros reclaman que se cumpla la ley y que se les reconozca el derecho de seguir alquilando el local ubicado en Corrientes y Maipú, donde están desde hace dos años, cuando los empresarios los abandonaron. “La orden de desalojo todavía no está, pero sí la sentencia en contra. Por eso empezamos a hacer esta serie de actividades para generar un poco de apoyo de parte de la sociedad. Acá en La Casona somos 50 compañeros, más 70 de La Litoraleña. Somos 120 que podemos quedar en al calle”, explica Romero la movida entre ñoquis y empanadas.

“Últimamente los jueces que llevaban nuestra causa sentenciaron en contra nuestra, a pesar de haberles demostrado las estafas y el vaciamiento por parte de los empresarios, no hubo caso. Los jueces, en común acuerdo con los empresarios, de antemano tenían todo arreglado para que nosotros, como los compañeros de La Litoraleña, nos quedemos en la calle. En ambos casos prometían continuidad, que íbamos a resolver todo y que iba a llegar a buen puerto, pero después de las audiencias sentenciaron todo lo contrario”, se lamenta el presidente de la cooperativa La Casona.

La Justicia quiere dejarlos sin nada. Este jueves ellos se quedaron sin ñoquis. Como las empanadas y los ñoquis no dieron abasto de tanta gente que pasó a degustarlos, debieron empezar a sacar bandejas de fideos. Ellos trabajan. Se autogestionan. Ningún ñoqui debería impedir eso.

Últimamente los jueces que llevaban nuestra causa sentenciaron en contra nuestra, a pesar de haberles demostrado las estafas y el vaciamiento por parte de los empresarios, no hubo caso. Los jueces, en común acuerdo con los empresarios, de antemano tenían todo arreglado para que nosotros, como los compañeros de La Litoraleña, nos quedemos en la calle.

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