Energía negativa

por Agencia NaN
03 de enero de 2014

Los recurrentes cortes de luz en distintos puntos vuelven a poner en foco la situación que atraviesa el modelo energético del país.

Hoy, una matriz energética fuertemente dependiente del petróleo y un sistema de interconexión débil deben hacer frente a las huestes del consumo que no tiene tiempo para pensar en un esquema de desarrollo sustentable mientras celebra otro récord de ventas más. Frente a esto, los especialistas dicen que hay que dejar de enfocarse en el aquí y ahora con la meta de evitar el colapso. Aquí queda abierto el debate y NaN aporta lo suyo. Ahora es su turno. Y después del petróleo ¿qué?

Martes 10 de septiembre. El Marriott Plaza Hotel respira un aire pomposo. Poco después del mediodía, el Salón Dorado se llena de trajes negros, tacos altos y copas de champagne. Como todos los meses hay reunión del Club del Petróleo. Los lobbistas y los popes del sector se juntan a almorzar para mantener las buenas formas, pero sobre todo para mover fichas y tirar puntas. Los negocios y la rosca nunca dejan de alimentarse en un mercado tan extenso y poderoso como éste. Ni siquiera cuando el modelo energético dominado por el oro negro camina rumbo al colapso.

Sincerémonos. Desde principios de los 70 se viene anunciando la crisis (terminal) del petróleo a lo largo del planeta entero. Pero recién ahora comienzan a notarse las graves consecuencias de este esquema atado a la base misma del sistema económico global, que para hacer frente al aumento sostenido de la demanda debe recurrir a otro producto agotable más, y a otro más, sin medir sus efectos: ahora es el turno de los hidrocarburos no convencionales; luego se verá. Es decir, reina la lógica del vértigo por el vértigo mismo; el paradigma potenciado desde la Revolución Industrial.

“Hoy, el déficit energético en Argentina es grave (?) no podemos darnos el lujo de llorar”, reconoció Miguel Galuccio, CEO de YPF, reforzando el nuevo discurso del Gobierno ante los hombres fuertes del sector durante el banquete en el Marriott Plaza. Las caras en las mesas no eran de buenos amigos. Acostumbrados a los tiempos de bonanza y a las concesiones fiscales, el empresariado se transformó en un hijo malcriado. Sólo responde a sus caprichos ?”y al vaivén de las reglas del mercado, claro?”. Por tanto, indefectiblemente, el modelo necesita algo más que inversiones y apoyos para revertir una situación cada vez más delicada.

Veamos los números en frío: según datos de la Secretaría de Energía, desde 2002 hasta 2011, las reservas de crudo cayeron un 18%, mientras las de gas natural se desplomaron un 50%. Los niveles de “producción” también sufrieron. En cifras más actuales, durante el primer semestre, la extracción de petróleo disminuyó un 5,6% (tocó los 10,1 millones en metros cúbicos), poco menos que la de gas que retrocedió un 7,4% (al estancarse en 13.615 millones de metros cúbicos).

“Los devaneos de los años ?90 y la política errada y cortoplacista del kirchnerismo empujaron al país a perder el autoabastecimiento y transformarse en un importador neto de energía”, señala Diego Mansilla, especialista en hidrocarburos e integrante del Movimiento por la Recuperación de la Energía Nacional Orientadora. Actualmente, el déficit de la balanza energética llegó a un punto crítico. En la primera parte del año, el rojo creció un 78% y alcanzó un saldo negativo de 3.247 millones de dólares. Para darse una idea de la magnitud del problema, ¡en todo el 2011!, el déficit del sector en la balanza comercial fue menor a los 3.000 millones de dólares.

La ecuación con estas variables no cierra por ningún lado. “El modelo extractivista-exportador va a contramano del desarrollo sostenible”, apunta la socióloga e investigadora del Conicet Maristella Svampa. Los costos humanos, ambientales y culturales quedan a un costado. El pulso de la economía es el que manda. En sus análisis, los técnicos del Estado se enfocan celosamente en la necesidad de “encontrar un equilibrio” para detener la salida de divisas y “sostener los altos niveles de consumo”, todo esto en pos de evitar “el agotamiento del proyecto macroeconómico”.

En este escenario, se inscribe el acuerdo firmado con la petrolera estadounidense Chevron para explotar los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta. Para el Gobierno, esta formación petrolera contiene los recursos “para cambiar el futuro energético de nuestro país” ?”y por ende para ampliar la frontera hidrocarburífera?”. ¿Por qué tanta expectativa? De acuerdo a un informe de la consultora Ryder Scott difundido por YPF, las reservas potenciales ?”no probadas?” de los yacimientos de Neuquén ascenderían en principio a los 22.807 millones de barriles. De esta forma, como estima un análisis del Departamento de Energía de Estados Unidos, Argentina quedaría tercera en el ranking mundial de recursos no convencionales, detrás de China y Estados Unidos.

¿Pero cuál puede llegar a ser la performance del shale gas y shale oil en el mercado interno? ¿Una vez extraídos estos hidrocarburos, responderían de la misma manera que los convencionales? ¿Hasta qué punto se pueden seguir absorbiendo los recursos no renovables en los niveles de hoy? Afirma Raúl Parodiz, ingeniero e investigador de la UBA: “No hay que ser alarmista, pero esta matriz energética está sustentada en el aquí y ahora, típico del pragmatismo capitalista del no future. Algunos pronósticos auguran que para 2025 las reservas del planeta sólo serán capaces de mantener a menos de la mitad de la población mundial. Otros sitúan el cénit más allá. Lo cierto es que tarde o temprano habrá que cambiar de modelo o al menos modificar su médula ósea”.

Por Nicolás Sagaian 

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