El temor a la organización de las comunidades indígenas

Sabrina Ciarrocchi viajó a Formosa a realizar una pasantía y se encontró con la persecución a los Wichis.

Por Diego Ferraro de ANCAP
(Agencia de Noticias de Comunicación Popular Alternativa)

A fines del mes de julio del corriente año, la FUBA ofreció a los estudiantes realizar sus pasantías en las provincias de Chaco y Formosa, pasantías que la propia federación universitaria organiza. Recogemos el testimonio de Sabrina Ciarrocchi, quién en el marco de esta actividad viajó a Formosa, y desde allí trajo diversas sensaciones. Contó que “el objetivo de las pasantías es unificar las luchas con las comunidades indígenas; que a las consignas por nosotros defendidas, que son la organización y reivindicación tanto del movimiento estudiantil como de los trabajadores, se le sumen las demandas de las comunidades”.

Desde las grandes ciudades, nuestra visión sobre las formas de vida de los aborígenes suele ser difusa. No sabemos qué podemos encontrarnos al visitar o convivir con ellos en sus propios campamentos. Al respecto, Sabrina dice que “no imaginaba una situación tan extrema. Hay muchas necesidades básicas insatisfechas; falta de agua, gas natural, deficiencias sanitarias y educativas. Viajamos pensando en encontrar una situación muy distinta a la nuestra en la ciudad, pero nos encontramos con demandas comunes a las de cualquier centro urbano. Reclaman plan de vivienda digna también. Pero fundamentalmente piden poder producir en las que son sus propias tierras, porque están viviendo de precarios planes sociales que les otorga el Estado, imposibilitados de producir”.

Los primeros tres días acamparon con la comunidad QOM, y estando en lugar propiamente, quiénes viajaron desde las diferentes universidades pudieron conversar con los integrantes de las comunidades y sacar las primeras conclusiones de la travesía al norte argentino. “La represión del gobierno formoseño es directa en el intento de avanzar sobre sus tierras. Fueron relocalizados en lugares prácticamente inhabitables, en construcciones precarias de adobe, paja y barro. Tienen una sola salita sanitaria, que está principalmente abocada a campañas de vacunación y los fines de semana ni siquiera abre.”
Las políticas provinciales y nacionales también fueron tema de consulta, y nos comentó que “recorriendo los hogares y conversando con los jefes de familia, nos contaron que al momento de votar los llevan en camionetas a la ciudad, teniendo sólo como opción las boletas del gobierno. Los tienen atados con políticas asistencialistas ofreciéndoles a cambio algunas campañas de salud o educación, amenazándolos con “cortarlas” si no les dan el voto”.

Al mudarse del campamento QOM al campamento de la comunidad Wichí (donde acamparon los restantes siete días), Sabrina y sus compañeros de viaje se encontraron con una situación conflictiva entre los habitantes de dicha comunidad y las autoridades provinciales. “ En el momento en que llegamos estaban en conflicto porque cinco hermanos Wichí (los hermanos Tejada) estaban en prisión acusados del robo de tierras privadas en la localidad de El Colorado, siendo víctimas de lo que vulgarmente conocemos como una “cama”, ya que los propietarios de las mismas eran los hermanos Tejada, quiénes tenían la propiedad comunal de la tierra. El expediente giraba en torno al supuesto robo, y la comunidad estaba indignada. Nos movilizamos para exigir su liberación y la devolución de las tierras, yendo a la alcaldía y luego al poder judicial de Las Lomitas. El primer día éramos 40 personas; el segundo 80, participando de esta segunda marcha integrantes de la comunidad involucrada. Había punteros observando todos nuestros movimientos. En la provincia, existe un gran temor a la organización de las comunidades indígenas”.

El precio de encabezar las marchas tuvo un costo que no fue más elevado de milagro para los estudiantes de las diversas universidades federadas. El amedrentamiento no se hizo esperar, y la entrevistada relata que “esa misma noche, nos preparábamos para volver a Buenos Aires, cuando irrumpió una patota conformada por 10 hombres. Dos de ellos venían a caballo y con cadenas, mientras que el resto estaba en camionetas, portando armas de fuego y cuchillos. Nos exigían que entreguemos las cámaras con todo lo que hubiéramos registrado en las movilizaciones, y luego de una fuerte discusión y ante nuestra negativa, se fugaron robándonos bolsos y arrojándonos palazos, que provocaron la fractura de un brazo al dirigente Wichí Viviano Luna. Lamentablemente, los habitantes de la comuna tienen naturalizada la agresión y hasta cuentan con mecanismos de defensa: desde palos o piedras para defenderse, hasta organizarse para apagar todas las luces y despistar cuando ven venir las camionetas por las rutas. Sabíamos que esa patota la mandó Basualdo, que es puntero político de Insfrán”. Gildo Insfrán gobierna desde hace 21 años la Provincia de Formosa.

Ante este relato, que rol cumplieron los medios locales, Sabrina comentó que al estar cooptados por la gobernación, no hicieron más que derramar la responsabilidad sobre FUBA, por organizar y llevar a los wichís a hacer un reclamo, según ellos, inventado.

A principios de este mes, cuatro de los hermanos Tejada fueron liberados, tras más de tres meses privados de su libertad. Pero uno de ellos sigue tras las rejas. “La lucha sigue, ya que hay un interés concreto de avance sobre las tierras, interés fundamentalmente económico y político del empresariado y las autoridades provinciales y nacionales, para explotar la sojización y la ganadería”, comentó la entrevistada.




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