El juicio que parió la memoria

por Revista Cítrica
25 de agosto de 2016

Con la sentencia en la Megacausa de La Perla se hace justicia con las luchas. Historias sobre el centro clandestino. Sueños, utopías y reivindicaciones detrás de los sobrevivientes y los desaparecidos.

Emiliano Salguero, de HIJOS Córdoba explicó en diciembre de 2012, cuando arrancó el juicio de la Megacausa de La Perla: “El juicio es un punto de inflexión para pensar por qué hemos llegado a un tribunal a enjuiciar a genocidas, qué fue lo que nos pasó. Pero también para pensar el futuro, porque detrás de los sobrevivientes y de los desaparecidos y asesinados, existen sueños, utopías, reivindicaciones y propuestas que tenemos que empezar a discutir y repensar”. Por eso hoy, siguiendo sus palabras, cuatro años después y con los represores sentenciados a perpetua, vale la pena volver a repasar un par de esas historias:

Herencia

Luis Mónaco, periodista, y Ester Felipe, psicóloga, fueron secuestrados por un grupo comando del Tercer Cuerpo del Ejército el 11 de Enero de 1978 en la ciudad de Villa María y trasladados a La Perla, donde fueron fusilados.

Paula Mónaco Felipe, hija de ellos, se crió con sus abuelos y hoy vive en México. Es militante de Derechos Humanos, como sus padres, y periodista, como su papá: “Mis abuelos, Esther López y Gregorio Felipe, ama de casa y verdulero, eran dos personas sencillas, de pueblo y con pocos estudios, que vieron su vida transformarse con la desaparición de mi padre y que, pese al dolor y al miedo, no se inmovilizaron”.

Paula se crió con la historia de sus padres, “entre marchas de pocas personas miradas como loquitos y protestas en Tribunales, entre reuniones de gente muy angustiada y dolorida que sacaba fuerzas de todas partes para seguir buscando a sus hijos y a los de los demás”.

La incorporación de Paula a la agrupación HIJOS fue, en sus palabras, “natural”. Recuerda: “Iba a la secundaria en 1995, cuando en un programa de cable vi a otros hijos de desaparecidos que contaban que se estaban organizando, inmediatamente le conté a mi abuelo y él me acompañó a Córdoba; ese día me incorporé a HIJOS, mi lugar desde hace 17 años”.

“Herencia, subconsciente, ¡que me expliquen los psicólogos!”, responde Paula cuando la pregunta se orienta al vínculo entre su profesión y la de su padre, ambos periodistas. “Nunca sentí la necesidad de imitarlos o seguir sus caminos idénticos, empecé la carrera de Comunicación Social casi por descarte, sin estar demasiado decidida”. En la “búsqueda de abrir mundos”, Paula llegó a México, donde se viene desempeñando como reportera gráfica y trabajando en la televisión.

Vidas de militancia

Sara Waitman y Carlos D’Ambra se disponían a tomar un colectivo a Alta Gracia en la Terminal de Ómnibus de la ciudad de Córdoba, la tarde del sábado 20 de noviembre de 1976, cuando un operativo de control militar los levantó y los trasladó a Campo La Ribera. Allí estuvieron todo el domingo y a partir del lunes siguiente, nada más se supo de Carlos. Sara estuvo en la cárcel de Córdoba hasta octubre de 1978, cuando fue trasladada a Devoto, en la Provincia de Buenos Aires, donde fue alojada hasta marzo de 1979.

Hoy, Sara Waitman lucha desde la Asociación de Ex Presos Políticos de Córdoba, no sólo por el esclarecimiento de los crímenes de lesa humanidad de la dictadura, sino para lograr que los ex detenidos, puedan acceder a una vida digna y a la reparación histórica que le corresponde dar al Estado. En la megacausa de La Perla, fue querellante por el caso de su detención y testigo en el de Carlos.

A Carlos D’Ambra lo habían echado de la facultad, días antes de recibirse, por su compromiso en el centro de estudiantes (que hoy lleva su nombre). Muchos años después, su diploma fue entregado en mano a sus padres. “Todos los de su promoción se pararon y aplaudieron, como reconocimiento a su militancia”, recuerda Sara. Los padres de Carlos, Santiago y Emi D’Ambra, son dos importantes referentes de la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia en la Provincia de Córdoba. Una hermana de Carlos, Alicia, también está desaparecida.

Emi, incansable luchadora, apuntó que desde hace años, su lucha no es para recuperar a Carlos y Alicia: “Trabajo para mis nietos y los hijos de mis nietos, para que en este país no vuelva a pasar lo que pasó”.

Por Pablo "Pelado" Rodríguez

 

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