Justicia machista

por Jésica Farías
11 de julio de 2017

En Oberá, Misiones, Rolando Lovera secuestró durante ocho días a Victoria Aguirre y a Selene, su hija de dos años. Las violentó continuamente: mató a la nena a golpes y dejó a la mujer al borde de una sentencia a prisión perpetua. La Justicia le recrimina a ella no haber hecho lo suficiente para proteger a la beba.  

Rolando Lovera y Victoria Aguirre noviaban. Fueron seis meses “normales”, dice la familia de ella. El 31 de diciembre de 2014 decidieron convivir. Trece días después, la familia de ella no supo nada más ni de Vicky, que estudiaba Magisterio y estaba en el último año, ni de Selene, su pequeña hija, una nena de dos años y medio que vivía con Síndrome de Fahr. Cuando enero estaba por terminar, las dos llegaron al Hospital de Oberá, ciudad misionera en la que residían. La más grande cargaba a la chiquita. Las custodiaba él, el mismo que golpeó hasta la muerte a la pequeña.

El 29 de enero de 2015 terminaron las agresiones sin pausa y con saña, la vida de la niña y la libertad de Victoria, porque el sistema judicial -rápido para condenar a las mujeres, lesbianas, travestis y trans- cargó contra ella: la sentó en el banquillo de las personas acusadas, le endilgó no haber hecho lo suficiente para evitar esa muerte. La acusó de homicidio agravado por el vínculo y el encuadre jurídico es "omisión impropia”. Es decir, cuando una persona no hace lo que debe hacer y eso produce un resultado que no debe producir. “Mala madre”, le dice, y demuestra que carece de toda perspectiva de género.

“Lovera le hizo daño a la nena porque quería dañar indirectamente a Victoria, y así seguir manteniéndola bajo su dominio. Cuando supimos la fecha del inicio del debate tuvimos una ebullición de sentimientos: nervios, alegría, tristeza, recordar los primeros días, el momento de la detención. Fue un retroceso al pasado en donde revivimos esos momentos, pero también estamos con esperanzas de poder demostrar la inocencia de Victoria”. Habla Claudia Aguirre, hermana de la mujer que podría recibir la prisión perpetua.

El juicio comenzó el 28 de junio. La sentencia del Tribunal Nº 1 de Oberá, Misiones -presidido por los jueces Francisco Aguirre, Lilia Avendaño y Pablo Rivero- se conocería el jueves 6 de julio pero eso no ocurrió: el abogado de Victoria, Roberto Bondar, pidió la suspensión. La "parcialidad manifiesta", según el letrado, era explícita. Y es cierto: se negó que un especialista explicara la situación de violencia de género que padecían las dos mujeres mientras que la fiscal, Estela Salguero de Alarcón, monologaba largamente sobre lo que hubiera hecho en el lugar de la jovencita. “¿No pudiste romper el vidrio para escaparte si estabas secuestrada?”, “Se trataba de tu hija, ¡hubieras roto el vidrio!” y hasta “¿No pudiste pedirle ayuda a la médica de guardia y avisarle que tu concubino las estaba maltratando?”, se le oyó a decir.

Machismo en la Corte

“No desconocemos que los jueces y la fiscal tienen una mirada muy machista”, anticipaba Claudia. Apenas unas horas antes del inicio del juicio, se la jugaba. Y las pruebas a favor lo demostraron: sentaron a Victoria junto a su victimario y las indagaciones a una y a otro fueron diferenciadas. “Era todo parcializado, no querían saber la verdad. A ella la hicieron declarar como acusada y a él, como testigo”, cuenta ahora, después de que se lograra la suspensión del proceso. Habrá otro, después del receso invernal, aunque todavía no se sabe si el tribunal será el mismo o no. Mientras, la espera desespera: ya pasaron más de 24 meses, no se dio lugar a que Vicky fuera excarcelada y esperara fuera del penal de la capital provincial. No hay posibilidad de fuga: hablamos de una familia trabajadora, con ingresos menos que suficientes. ¿Cómo está Victoria?, le preguntamos a Claudia y ella responde: “La vemos fuerte pero a la vez temerosa. Ella dice que no tiene miedo de enfrentarse a él pero se le aflojan las piernas cada vez que recuerda lo sucedido y vuelve a llorar. Lovera le destruyó la vida a las dos”.

La injusticia tiene un nuevo nombre, esta vez se llama Victoria.

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