Cómo no ser feminista

La actriz Julieta Díaz reivindica la lucha histórica de las mujeres por sus derechos. Cuenta cómo sufrió el machismo y cómo vio a otras sufrirlo. “No es en contra de los hombres, es a favor de todos y todas”.

¿Cómo no ser feminista? Si cuando tenía 14 años -y volvía del colegio en colectivo- me decían guarangadas y me tocaban el culo. Si cuando empecé a manejar me gritaban: ‘andá a lavar los platos’. Si  cuando violan a una piba todavía se dice: ‘¡Pero mirá con la pollerita que salía!’. Si conozco miles de chistes misóginos. Y hasta yo tuve (y tengo) pensamientos machistas, que ahora me cuestiono.

Lo que buscamos es la igualdad de los hombres y de las mujeres. Llego la hora, pero llegó la hora a favor de todas y todos. En contra de nadie.

Conozco a demasiadas mujeres abusadas de diferentes maneras, y yo lo fui también de algunas. Cuando tenía 20 trabajé con un director que me psicopateó tanto para hacer escenas sensuales que me convenció. Las escenas que él quería no estaban en el guión  pero yo entré en su psicopateada y las hice igual. Hoy veo esos vídeos y no me gustan. Hice cosas que no quise hacer. Pero en ese momento no las notaba. Recién hoy, a los 40 años, no lo permitiría.

¿Cómo no ser feminista? Si cuando tenía 14 años -y volvía del colegio en colectivo- me decían guarangadas y me tocaban el culo.

Es importante que se entienda: estar en contra del machismo no es estar en contra de los hombres. Es cierto que hoy el paradigma cambió y hay muchos varones feministas que comprenden sus privilegios y los rechazan, que quieren un mundo en el que sus madres, hermanas, amores y amigas tengan los mismos derechos. Y lo celebro. Ahora lo tienen que comprender todos. Lo que buscamos es la igualdad de los hombres y de las mujeres. El feminismo es una gran lucha y una deuda que como sociedad tenemos. Llego la hora, pero llegó la hora a favor de todas y todos. En contra de nadie.

No soy una erudita en el análisis del feminismo, ni nada por el estilo. Recién ahora estoy empezando a leer un poco sobre el tema, a prestar más atención en mis actitudes y las de las personas que me rodean: varones y mujeres también. Pero no tiene que ver con lo que yo pueda analizar y explicar de manera sagaz.  El feminismo se practica en lo cotidiano y lo tenemos que aprender. Yo estoy aprendiendo. Siento el feminismo porque lo tengo en el ADN, y no por ser mujer sino por mi historia.  Soy feminista porque lo siento así de necesario. ¿Cómo no sentirlo? ¿Cómo no serlo?

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