Borrando a Santiago

“Está bien lo de conmemorar el día del detenido desaparecido pero la pregunta del paradero de Maldonado no tiene que estar. Es una provocación. No lo voy a permitir en mi escuela. Me comprometen”, les dijo Jorge Páez, el rector de la Secundaria Arturo Illia, a las docentes que armaron una cartelera en el patio de la escuela correntina con la consigna: ¿Dónde está Santiago Maldonado?

El mensaje resistió toda la mañana en la pizarra. Al mediodía, cuando el rector lo percibió,  les pidió que lo borraran. Las docentes se acercaron para saber los motivos de la decisión. “’¿De qué tenés miedo?’, le dijo una compañera. Él no contestó nada. Fue a la sala de profesores, buscó un borrador y borró el mismo la pregunta”, cuenta Roxana Fariña,  profesora de Lengua y Literatura en el colegio de Laguna Seca, en la capital de Corrientes.

A casi un mes de la desaparición de Santiago Maldonado y en el Día Internacional de las Víctimas de las Desapariciones Forzadas, Roxana se salió del libreto, comprendió necesario hacer un paréntesis en los contenidos de su materia para hablar en todos los cursos a su cargo de la desaparición de una persona en plena democracia. “Porque es un reclamo de toda la sociedad argentina. Hay que hablar con los chicos: ¿Qué pasaría si les desaparece un hermano o un amigo? Estamos en democracia y alguien nos tiene que responder, y es el Estado quién tiene que responder”, explica Roxana. La indignación e impotencia que le genera la actitud del rector Jorge Páez se transforma en esperanza cuando recuerda lo que le comentó un alumno mientras trataban en tema en el aula: “¿Profe, cuando nosotros cantamos en el himno ‘libertad, libertad, libertad’ no significa nada?”

Esa respuesta la dio el rector de la escuela a la que asisten: las docentes fueron censuradas. Pero ni con todo el aparato mediático al servicio del poder de turno se puede ocultar la realidad cuando la pregunta original y necesaria, ¿Dónde está Santiago Maldonado?, brota desde abajo y da nacimiento a miles de otras preguntas: “¿No somos libres en una sociedad democrática? ¿Estamos en democracia o en una democracia enmascarada? ¿Estamos yendo hacia una dictadura? ¿Qué no aprendimos nada del terrorismo de Estado?”, señala Roxana, que parece no amedrentarse con la negativa de la autoridad de la escuela donde trabaja. Al contrario: “El compromiso que nosotras tenemos es con los alumnos y alumnas, con la sociedad y con la realidad que nos toca vivir. Voy a seguir hablando con mis alumnos y alumnas. Que ellos mismos generen sus respuestas y otras preguntas”.