Un mundo del que no se puede escapar

por Pablo Bruetman
24 de abril de 2017

Santoalla es un documental acerca de cómo la civilización puede destrozar también a quienes viven alejados de todo. Mirar Santoalla es una experiencia dura e impactante pero que vale la pena. Un imperdible del BAFICI.

Martín y Margo, una pareja de holandeses se cansa de vivir en la urbe, sale a recorrer el mundo y se establece en Santoalla, un pueblo abandonado en las montañas de Galicia. El proyecto es autosustentarse: cultivar orgánicamente, criar animales y convivir en armonía con la naturaleza. En Santoalla, además de la suya, hay una sola casa habitada. Al principio la relación entre los vecinos es buena pero con el tiempo surgen los conflictos y misteriosamente un día Martín desaparece.

Esa es la sinopsis de la película dirigida por Andrew Becker y Daniel Mehrer. Y es correcta. Pero falta a la verdad: no dice que se trata de una experiencia impactante y transformadora. Si pintar tu aldea es pintar el mundo, ¿qué es pintar al pueblo más pequeño del mundo? El resultado es insólito. Si Santaolla no fuese un documental, sería una ficción imposible de creer. Todo el mundo en el que vivimos día a día está representando en esta película, en este pueblo en el que viven tan solo dos familias.

Las injusticias, los negocios de las empresas multinacionales, la destrucción de la tierra, el progresismo, los sueños, los frustrados, los pocos que se alcanzan y los muchos que no llegarán pero igual vale la pena luchar por ellos,  las formas de cambiar el mundo, la ilusión que se vuelve resentimiento, la obstinación de la Izquierda por cambiar ciertas cosas que se vuelve capricho, la religión siempre presente para hacer juzgar hasta a los que no juzgan pero también para unir y para perdonar, el combate entre la agro ecología y el funcionamiento de la agricultura en el capitalismo, las relaciones que se gastan con el transcurrir del tiempo, los medios de comunicación siempre atentos para buscar la confrontación y el amarillismo; y cómo la llegada del dinero- y su redistribución injusta- aunque nadie lo necesite para vivir en medio de la montaña, puede corromperlo todo. Martín y Margo creyeron que escaparon de la vida de ciudad, de la mirada inquisitiva, de la contaminación en todos los aspectos. Lo consiguieron durante un tiempo. Después el mundo se les cayó encima.

Contar Santaolla es cómo contar al mundo. Está ahí para que lo miremos. Y lo miramos como un experimento hasta que nos damos cuenta que nosotros somos sus habitantes. Y de ese impacto- y de muchos otros porque también es una película de suspenso y hasta de terror- costará salir un buen tiempo. Pero vale la pena entrar a esta experiencia transformadora. Aunque en realidad siempre estuvimos ahí: en el mundo. Y no tiene cartel de salida.

Salas y horarios:

Lunes 24 de abril Village Recoleta 8 a las 23.10

Jueves 27 de abril: Village Caballito 8 a las 13.20.

 

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