“Los plaguicidas causan daños en el ADN”

por El Megáfono
01 de noviembre de 2013

Delia Aiassa, investigadora de la UNRC, dice que los agroquímicos son igual de peligrosos para aquellos que viven cerca de pulverizaciones como para quienes lo aplican.

- ¿Qué tipo de investigaciones han realizado?

- Comenzamos a estudiar el daño al material genético en personas que están en contacto con agroquímicos a partir del año 2006. Allí obtuvimos los primeros subsidios, que en su momento fueron de Agencia Córdoba del gobierno provincial y posteriormente se sumaron la UNRC y el Conicet. El interés fue estudiar cómo estaba el material genético en personas que tienen contacto con agroquímicos debido a qué es la principal actividad que tenemos en la provincia. Después también incluimos en los grupos analizados a las personas que están ambientalmente expuestas, es decir que no solamente aplican agroquímicos sino que viven muy cerca de los lugares donde se pulveriza.

- ¿Y qué resultados obtuvieron?

- Observamos en los primeros estudios que se hicieron en modelos experimentales, que los plaguicidas causan algún daño en el ADN. Parte del equipo de investigación estudió el efecto del glifosato en células por ejemplo de ratones, en animales como anfibios y se veía un daño. Pero, queríamos ver qué pasaba en las poblaciones humanas. A partir de ensayos de genotoxicidad que sirven para evaluar el daño en el ADN que puede causar algunas sustancias del ambiente, observamos que aquellas personas que están expuestas por su trabajo a plaguicidas o que viven en zonas de pulverizaciones tiene un nivel de daño genético aumentado respecto a otro grupo de referencia que no vive en esas condiciones.

- Concretamente, ¿qué significa ese daño?

- Eso significa que tienen un riesgo aumentado a padecer algún tipo de situaciones como son las que se están viendo en estas zonas pulverizadas, por ejemplo que tengan neoplasias, es decir que a largo plazo desarrollen algún tipo de cáncer, que tenga problemas de fertilidad, que pueda dejar descendencia con algún tipo de malformación. Es decir, es una población que tiene mayor riesgo que otra que no esté en esas condiciones. Si bien nuestro organismo tiene mecanismos que van a intentar reparar el daño, porque uno mira en personas donde el daño aun no ha pasado, si se rebasan esos sistemas de reparación ahí es donde comienza el problema. Por eso, una exposición crónica de muchos años, a largo plazo, puede llegar a desencadenar estas situaciones. Aclaro, “puede”, es decir, existe un riesgo aumentado. Es verdad, que hay muchas personas que han vivido siempre en el campo y no les ha pasado nada, pero sabemos que acá también hay una cuestión que es la susceptibilidad genética del individuo.

- Hay sectores que, sin embargo, defienden el uso de agroquímicos

- Los plaguicidas no son sustancias inocuas. Que tengan una clasificación 4, no significa que no causen daño. Esta clasificación está hecha sobre la base de intoxicaciones agudas y no consideran ni la exposición crónica, ni el daño en el ambiente.

- ¿En los dos grupos analizados es igual?

- En los expuestos ambientalmente, es decir, aquellas poblaciones que viven en zonas cercanas a donde se pulveriza, nosotros estamos encontrando un daño aumentado que puede ser comparable con el de aplicadores en algunos casos. La población más grande que hemos analizado, ambientalmente expuesta, es la de Marcos Juárez.

- ¿Estos resultados han servido para desarrollar políticas preventivas?

- Hubo localidades donde se están planteando resguardos ambientales y que surgen a partir de esto. Nosotros entregamos siempre los resultados a las instituciones que nos subsidian y de ahí en más cuál es la utilidad que ellos le dan a esto no lo conocemos. Pero por otro lado, también entregamos los estudios a las localidades, a los secretarios de salud, a los médicos. Se está tomando conciencia y hay una preocupación fuerte en especial de los profesionales de la salud y que lo transmiten. Y lo nuestro los ayuda, precisamente, a ir con un dato científico más allá de lo que es puramente la observación. Por otro lado, nuestro equipo de investigación desarrolla un plan informativo en escuelas de la ciudad y región. Hacemos talleres y charlas en los centros educativos con el objetivo de mejorar las medidas de prevención.

- Hacia adelante, ¿cuál es el horizonte?

- Desde el año que viene vamos a seguir estudiando poblaciones de niños y comenzaremos con “susceptibilidad”. Estaremos estudiando si esas rupturas en el ADN que vemos tienen relación directa con algunos lugares que se sabe que si están dañados pueden desarrollar determinadas neoplasias. Así buscamos tener el dato aún más específico.

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