“El trabajador gestiona mejor que el empresario”

por Nos Digital
16 de diciembre de 2013

Don Battaglia, Mangiata y AléAlé . Los restaurantes que desde la autogestión, mejoraron la calidad de los productos y ampliaron las fuentes de trabajo.

La historia de tres restaurantes porteños parecen seguir los pasos comunes de casi toda fábrica recuperada argentina: vaciamiento, caída de la calidad de los servicios, sobreprecios, rumores de quiebra, desaparición de los patrones. 

El relato empieza cuando la sociedad de los empresarios Jorge Andino y Sergio Lipovich empezó a atrasarse con el pago de los sueldos para fines de 2012, al tiempo que el abastecimiento empezaba a ser cada más precario: los platos de la carta apenas podían hacerse. 

“Nosotros sabíamos que dábamos un mal servicio cuando la gente pedía algo y no se lo podíamos traer”,dice Christian Fuentes, trabajador de Don Battaglia. El cierre de uno de los seis restaurantes de la cadena, La Zaranda,que dejó a 40 trabajadores en la calle, fue la última señal: había que moverse y rápido para evitar quedar en la calle. Así, Don Battaglia, Mangiata y AléAlé, junto con La Soleada y Los Chanchitos, amanecieron en el 2013 con un nuevo proyecto de trabajo: la autogestión.

Don Battaglia
En un año los empleados del restaurant pasaron de la más absoluta desesperación a no solo mantener el trabajo, sino duplicar el personal y abrir nuevos servicios, como el delivery y la cena para fin de año. Christian recuerda cómo eran esos momentos cuando se acercaba fin de año y no había nada que festejar. 

“Yo me acuerdo que para esta misma fecha el año pasado estábamos preocupados preguntándonos si íbamos a poder llevar un pan dulce y una sidra a nuestras casas, si íbamos a poder pasar una Navidad tranquilos sabiendo que este lugar podía cerrar. No, no podíamos ni pedir plata a la patronal para que nos pagasen y a mí y a otros compañeros nos dieron nada más 300 pesos para pasar fin de mes. Fue horrible. Nadie puede pasar fin de año con 300 pesos. Me acuerdo que teníamos que hacer una colecta entre los mozos para el que necesitaba; vivíamos de préstamos, era muy feo". 

"¿Cómo le decís a tu familia: “no, no te puedo comprar eso porque no tengo plata”? Hoy sabemos que nuestra familia va a tener todo para año nuevo y navidad, van a tener lo que se merecen, sin preocupación ni nada”.

Los trabajadores tomaron el lugar, lograron mediante la cooperativa firmar el contrato de locación y hasta cancelaron las deudas que les dejaron el dúo Lipovich-Andino. Todo bajo un aprendizaje constante ya que, como reconocen, siempre fueron trabajadores ajenos a esos conocimientos que sólo parecen quedarse en manos de contadores y administradores.

 “Siempre hay algo nuevo que aprender. Estando del otro lado a veces no le da importancia: buscar precios, materias primas. Hoy en día hay inflación y nosotros en vez de llevarle eso al cliente, lo absorbemos. Uno nunca termina de aprender las cosas como gestión, pero obviamente hay decisiones que hay que tomarlas entre todos los compañeros en asamblea; pensamos nuevas formas de crear servicios, de mejorar”, remata Christian.

-¿Ustedes desde el primer momento tomaron noción de que podían hacerse cargo del restaurant o pasó un tiempo hasta que vieron esto?
-Christian: Siempre supimos que éramos nosotros los que llevábamos esto adelante, porque no venía ninguno de la patronal a cocinar o a atender a las personas, y más en ese momento de vaciamiento por parte de Lipovich y Andino, donde nosotros sabíamos que dábamos un mal servicio cuando la gente pedía algo y no se lo podíamos traer. Sin embargo, todos los días veníamos con la mejor onda a trabajar, muchos clientes sabían de nuestra situación, entonces nos apoyaban mucho. Nosotros hacíamos todo y el jefe venía y se llevaba la plata, y a veces ni el sueldo se nos pagaba. Y esto fue una prueba, si esto se mantenía por nuestro trabajo, ahora que ya se fue el patrón y nosotros nos encargamos de todo, va a tener que salir mejor.

-¿Qué significa para ustedes trabajar sin patrón?
-Es una satisfacción, venir acá y decir “tenemos que sacar el trabajo bien” nos satisface. Todavía nos seguimos alimentando gracias a esto y es un orgullo seguir trabajando más allá de una vez cuando éramos 33 y nos preguntamos: “¿podemos hacer esto?”. Teníamos dudas, miedos. Ahora, el miedo se fue y venimos con alegría, con entusiasmo, con ideas nuevas. Ahora, por ejemplo, trabajamos el 31 de diciembre. Es satisfactorio venir a trabajar con aquellos compañeros con quienes estuvimos en la lona. Hoy los clientes confían en nosotros, en los trabajadores: porque sí, se puede. Los trabajadores llevan igual o mejor las cosas que un empresario. Porque los trabajadores no somos empresarios: pensamos en el cliente, en que tiene que volver, y a un empresario eso no le importa. Para nosotros cada cliente que viene es súper importante y no queremos que se vaya; estamos de su lado, que venga, que pase un momento agradable, que sienta como un rey. Pensamos como trabajadores que podemos llevar una empresa adelante, igual o mejor que un empresario.

Mangiata
En Mangiata el presente también es alentador: les otorgaron la matrícula que los conforma como cooperativa. Eso les permitió firmar el contrato de alquiler por 3 años. Hasta que decidieron tomar las instalaciones, venían de dos meses con falta de pago tanto de sueldos como de aguinaldo, para descubrir más tarde que durante cuatro años tampoco les estaban haciendo los aportes jubilatorios en AFIP.

 Pero como para los de Don Battaglia, empezar a encargarse de lo administrativo fue uno de los problemas más importantes al principio, como señala el presidente de la Cooperativa, Roberto Montero: “Lo que pasa es que son todas cosas nuevas para nosotros, porque los de acá, los que estamos administrando somos mozos, cocineros y parrilleros de toda la vida. Tenemos estudios comunes, laburantes de toda la vida, y ahora te encontrás con esto, que tenés que llevar papeles de acá para allá, que te tenés que hacer cargo de los costos, que no se te vayan a cualquier lado; cosas que antes no hacíamos ni teníamos idea. Ahora estamos mejor organizados que antes porque tenemos contador y abogados”. 

El rol de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (Facta) fue, clave para Mangiata. Cuando el sindicato no aparecía, cuando la imagen de La Zaranda era cada vez más cercana, la Federación propuso el camino a seguir: “Si pudimos hacer lo que hicimos fue gracias a la gente de FACTA. Si te soy sincero, si ellos no intervenían, nosotros estábamos en la calle, porque no se nos habría ocurrido hacernos cargo de esto. Lo que iba a pasar era que íbamos a venir y nos íbamos a encontrar con las puertas cerradas? Pero nos asesoraron, nos contaron lo que estaba pasando”.

-¿Qué significa para ustedes hacerse cargo?
-Roberto: Es una responsabilidad. Porque acá somos 31 trabajando, que nos conocemos hace mucho y vos mirás a todos y a mí, y decís: “Si no hago esto, tengo que salir a buscar un laburo”.Pero hay mucha gente grande y, ¿a dónde vamos? Además, este restaurant estaba funcionando operativamente gracias a nosotros y financieramente por nuestro patrón, que lo manejaba para su bolsillo, y ahora lo hacemos funcionar para el nuestro. Pero la forma de funcionar es la misma: los mozos son los mismos, los cocineros los mismos. Incluso ahora salen mejor las cosas, porque le ponés más empeño, porque sabés que sitratás bien al cliente, vuelve”.
 

AléAlé

AléAlé estuvo convulsionada estos últimos días por el intento de desalojo más importante que sufrió a lo largo del año, luego de tres anteriores que no fueron más que meras amenazas. ¿El conflicto? A diferencia de los anteriores restoranes, todavía no lograron cerrar un acuerdo con los dueños del inmueble. Así, el domingo 1 de este mes, la policía se encargó de vallar la cuadra, disponer de un operativo de seguridad y atacar cuando mejor lo hace: por la madrugada. Pero los trabajadores, alertados de este nuevo movimiento de la Justicia, pudo accionar ese mecanismo de supervivencia que tejieron a lo largo del tiempo con los vecinos del barrio, organizaciones sociales, legisladores, diputados. Para el momento en que la orden de sacarlos estaba dispuesta, las calles llenas de gente lo impidieron. Otro triunfo más del trabajo.

-¿Cuál es la diferencia que sienten entre el trabajo que tenían antes con el de ahora?
-Sergio Cano, secretario de la Cooperativa: Estamos todos gracias a Dios y seguimos todos para adelante. El negocio da muy buenas ganancias así que estamos en orden con los salarios y con todo lo que significa llevar a cabo este lugar. Nosotros nos encargamos de comprar las materias primas, de ir al Mercado Central, de hablar con los proveedores. De todo.

-¿Qué significa para ustedes no tener un patrón?
-Desde el primer día en que la patronal no apareció, nos sentimos presionados por llevar esto adelante, pero con el tiempo nos íbamos asesorando y por suerte hoy en día ya no estamos más bajo presión y estamos tranquilos de que todos queremos seguir esto adelante, tanto los que forman parte de la comisión directiva de la cooperativa como los que no, todos trabajamos por igual. Yo por ejemplo, soy el secretario y trabajo en la cocina.

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