“A Luciano lo mató la policía pero lo desapareció el Estado”

por Revista Cítrica
22 de marzo de 2015

Hace seis años, y a raíz del asesinato de su hermano, comenzó un camino que la fue transformando en una referente de la defensa de los derechos humanos y la lucha contra la violencia institucional. Aquí, en primera persona, nos relata lo que fue sintiendo en ese caminar.

Por Vanesa Orieta 

Hace 6 años comenzaba una búsqueda. Sabía las dificultades que iba a enfrentar; otras causas de otros jóvenes en otros años me lo habían dejado claro, pero aún sabiendo que esas causas de violencia policial consolidaban cada vez más la impunidad, me decidí a enfrentar a esos sectores de la sociedad que condenaron y condenan con sus acciones políticas a mis hermanos. Me acompañaron mis amigos/as a buscar a Luciano; cuando el dolor estalló éramos pocos... Conocer a quienes reproducen la discriminación y criminalización me ayudó a estar atenta. Cuando me acerqué a la UFI Nº 7 del partido de La Matanza, lo primero que pedí fue hablar con la fiscal Roxana Castelli. En lugar de eso me ofrecieron una hoja con 10 renglones donde podía escribirle mi inquietud. A la desaparición de Luciano y la falta de respuestas ahora se le sumaba la violación a los derechos de las víctimas de ser escuchados, informados y protegidos. 

Mi “inquietud” era imposible contarla en 10 renglones pero igual escribí porque eso era mi prueba de que fui, de que exigí. Tres papeles con diferentes fechas serían los que dejarían alguna constancia de mi denuncia, 30 renglones que decían algo así como: necesito hablar con usted personalmente porque mi denuncia es seria. Sospecho de la policía porque mi hermano fue detenido con anterioridad y sufrió malos tratos. Pregunte en diferentes instituciones del Estado si se encuentra allí un NN con las características de mi hermano. 

'Señora' y 'por favor' son palabras que no dejé de escribir a pesar de que sólo tenía 30 renglones de espacio para mi denuncia. Llevábamos 45 días de encubrimiento por parte de la justicia Provincial en favor del accionar policial. Es en ese momento que un testigo me dice que habían visto a mi hermano detenido en el ex destacamento policial de Lomas del Mirador, muy golpeado... Castelli finalmente nos recibe, y como debía ser, dio un paso más en violación de mi derecho: me tomó declaración con el Tte. Primero Herrera a mis espaldas. Lo que es contrario a protegerme. Me expuso, me tomó declaración mientras ese policía escuchaba mi denuncia. Me puso en riesgo. Tras pedir el reemplazo de Castelli llegaría la fiscal Celia Cejas. El tiempo corría siempre en beneficio de la policía y la impunidad. La fiscal nos investigaría durante un año y 6 meses aproximadamente; con argumentos débiles y prórrogas dudosas mantendrían la pinchadura de los teléfonos de mi abuela, mi mamá y el mío. Una nueva violación a nuestros derechos como víctimas. Nos investigaron, invirtieron tiempo y dinero en la nada que justificaba su paso por esta causa, la nada que los hace cómplices de haber mantenido a Luciano como un desaparecido en democracia durante los 4 años que tuvieron la causa en jurisdicción provincial. 

Esa misma justicia fue la que rechazó el primer Hábeas Corpus presentado por la familia a los 5 días de desaparecido Luciano. Y vaya si es repudiable esta decisión, ya que fue a través de este recurso que 5 años y 8 meses después se daría inicio a la búsqueda y encuentro de ese niño de 16 años. 

Hoy tenemos un nuevo objetivo, lograr vencer a la impunidad que generaría la teoría del accidente de tránsito, denunciando con su desaparición y muerte una violación rotunda a los derechos humanos por parte de la policía pero también dejando en claro quienes son los responsables materiales, políticos y judiciales; cristalizando que para sus familiares y amigos a Luciano lo mató la policía pero lo desapareció el Estado. 


Luciano Arruga nos duele 
Desapareció en 2009, tras negarse a robar para los policías de Lomas del Mirador, en La Matanza. En octubre pasado, Familiares y Amigos de Luciano Arruga y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) anunciaron que el joven había sido enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita cinco años y ocho meses atrás. Según la Justicia, fue atropellado por un auto en General Paz y Guido Castro, en una vía rápida, frente a un destacamento de la policía bonaerense, y a tres horas de haber desaparecido del Barrio 12 de octubre, en Lomas del Mirador, La Matanza. “Es ilógico que una persona por motus proprio elija pasar por ese lugar cuando para hacerlo tenés que pasar por un terraplén empinadísimo y saltar una baranda. Y porque pasan autos rapidísimo todo el tiempo, entonces no hay nada que cuadre en esa historia de ese supuesto accidente”, explicó Rosaura Barletta, de la agrupación que buscó incansablemente a Luciano y que sigue reclamando que se esclarezca el caso. 


Las cosas por su nombre 
El policía Julio Diego Torales deberá enfrentar un juicio por torturar al adolescente de Lomas del Mirador un año antes de su desaparición. “Para la causa por la desaparición forzada significaría acreditar un hostigamiento previo y no sólo en distintas comisarias o en la calle Óen donde lo amenazaban-, si no propiamente en el Destacamento de Lomas de Mirador, que es al que señalamos como el que tenía a los policías más violentos”, remarcó Rosaura Barletta, de la agrupación Familiares y Amigos. Ahí, en donde actualmente funciona el recientemente expropiado Espacio para la Memoria, Arruga fue molido a palos en 2008. Antes habían registrado sus huellas digitales, las que finalmente fueron cotejadas con un cuerpo enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita para determinar que en esa fosa estaba el pibe de 16 años desde febrero de 2009. Y la paliza que da duro contra los cuerpos de los/as pobres, será debatida oralmente, en principio, en cinco audiencias en el Tribunal en lo Criminal N° 3 de la Matanza. “Lo que queremos con este juicio es que se acredite que Luciano venía siendo hostigado”, repitió Barletta, quien procura, como el resto de la agrupación, que la condena contra el acusado, Julio Diego Torales, sea ejemplar. Sobre cómo llegaron al juicio, rememoró: “En la denuncia por la desaparición de Luciano pudimos acreditar esa detención en particular, más allá de las otras, porque cuando lo detienen ese día de septiembre de 2008 lo que hicieron fue truchar el certificado médico que da cuenta de la condición física de la persona q es liberada”. En el caso de Luciano, su estado era pésimo: Lo castigaron duro, durante horas, y un medico del Policlínico San Justo, al que llegó con su hermana Vanesa, dio constancia. Por eso pidieron que la caratula fuera cambiada a “torturas” para que tuviera en cuenta no solo los tormentos físicos sino también los psíquicos. 

Torales, quien hasta 2013 se desempeñaba en la comisaría 2da de Laferrere, llega a juicio con prisión preventiva. Fue señalado por el mismo Luciano cuando fue liberado. “Vos me pegaste mientras dos me sostenían”, le dijo el pibe más de seis años atrás.

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