¿Cuál es tu inseguridad?

por Nos Digital
03 de enero de 2014

A Café González lo mató un policía porque supuestamente estaba robando. Ya muerto, le plantaron un arma. Tan sólo es otro de los pibes que la policía asesina cada 28 horas.

La familia González tuvo que luchar por la aparición de una nena secuestrada para trata, después para que el Estado se hiciera cargo de la rehabilitación, mientras tanto para que se recupere de la esquizofrenia. Durante su propia investigación descubrieron que había policías implicados. Esa familia, a los seis meses del secuestro de Milagros, sufrió la muerte de un pibe asesinado por un policía. Viven en el Conurbano Sur: Burzaco, Adrogué, Ministro Rivadavia. Pagan alquiler y derecho de piso.

A Walter González le decían “Café” porque era morocho. Era un pibe del conurbano de 17 años. El 16 de agosto, cerca de las 6.30, tres amigos suyos lo levantaron en coche y lo llevaron a dar una vuelta. Pararon poco después frente al auto de Horacio Gómez, un policía de la comisaría 3ra de Almirante Brown ?“ por negligencia de su primer abogado, a mediados de octubre, dos meses después, todavía no sabían si ese era efectivamente su nombre; el fiscal de la UFI 10 tampoco lo daba-.

Los chicos se asustaron corriendo cuando vieron que era policía. Gómez declaró que le quisieron robar: “Fue una balacera, los pibes tiraron tiros”. Los otros tres corrieron. Café quedó parado en el medio, y Gómez lo fusiló: a 10 metros, le dio un tiro en la cabeza. Hubo otros cuatro disparos confirmados por los peritos. Todos salieron del arma del policía.

Un testigo salió de la casa en la calle Boulogne Sur Mer entre el 0 y el 100, de Longchamps, para ver qué pasaba. Lo vio a Café tirado en el piso, boca abajo, sin armas a su alrededor. Gómez buscó quien declarara a su favor. Recibió “no” como respuestas. El testigo volvió a pasar por el lugar antes de las 9.30, horario en que levantaron el cuerpo de Café. Esta vez tenía un arma “así grandota” al lado suyo. Los peritos fueron concluyentes: la pistola no tenía parafina, no había disparado.

Las versiones
Los otros chicos no contaron nada. Le anduvieron dando vueltas a la madre: que vaya a la comisaría a ver si pasó algo, que andaba por Longchamps, que Café andaba por ahí. En la comisaría no le dijeron nada antes del mediodía, aunque ya sabían. Después del mediodía el jefe de calle, Fabio Perrone, la atendió, le pidió que le mostrara una foto. Le tengo que decir algo: “Se mandaron una cagada, los otros tres lo dejaron tirado. Su hijo murió”.

A la prensa le dijo: “Iba a su trabajo uniformado y una vez que estaba en su vereda para arrancar su marcha pasa otro vehículo con cuatro masculinos en su interior, que obviamente iban al voleo, con intenciones de cometer un hecho para sustraerle su auto y entrar a la casa”. Los titulares de diarios fueron uniformes, iguales, obvios: “Policía mató a un ladrón que quiso asaltarlo en su casa”.

El fiscal lo quería tapar: tu hijo fue a robar, lo mataron y ya está. Le pidió a la secretaria que le dijera a la familia dónde fue el tiro:

-Acá, y señaló la cara. El tiro fue en la nuca, salió en las pericias.

El primer abogado no movió nada. El testigo lo tuvo que poner la madre. El fiscal no quiere atender a la familia. Quiere cerrar la causa.

Un coche le sacó fotos a la casa del testigo, cuando el único que sabía de la declaración era el fiscal.

El 28 de octubre se hizo una marcha de la casa del asesino hasta la 3ra de Almirante Brown, en paz, pidiendo investigación y justicia.

El policía Gómez está en la casa con cámaras y patrulleros que lo custodian.

©2024 Revista Cítrica. Callao 360, Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Editor responsable: Cooperativa Ex Trabajadores del Diario Crítica. Número de propiedad intelectual:5313125 - [email protected] | Tel.: 45626241