“En Argentina tenés más libertad para crear”

Hizo el camino al revés. A la inversa de Luis Puenzo, Adolfo Aristarain, Alejandro Agresti o Damián Szifron, quienes demostraron su talento en la Argentina y luego fueron convocados por la industria de Estados Unidos, el cordobés Marcelo Mitnik arrancó su carrera como guionista de productoras de Hollywood; cansado de que sus trabajos nunca saltaran a la pantalla grande volvió al país a demostrar que podía filmar y realizó el cortometraje En las nubes, que fue seleccionado para 80 festivales, ganó 30 premios internacionales y le permitió conocer a la directora estadounidense Courtney Marsh, quien le pidió que lo ayudara con el guión y fuera el productor ejecutivo de su cortometraje Châu, Beyond the Lines, nominado a los Premios Oscar.

De visita por Buenos Aires, antes de viajar a Los Ángeles, Mitnik reconoce la alegría por la nominación de la Academia pero confiesa que le gustaría mucho más ganar el Cóndor de Plata, para el que En las Nubes ya quedó  seleccionada. “Esa nominación es más fuerte y emocionante que el Oscar. Ser reconocido por los críticos y el público de tu país no se compara con nada”, asegura el cordobés.

“En Estados Unidos te pagan para escribir producciones que pueden no ver la luz nunca.Te encargan un proyecto, te pagan y después queda en manos de otra persona. El 90 por ciento de lo que se desarrolla no se hace.Tengo amigos que trabajaron veinte años, viven bien, pero no vieron ni una película de las que escribieron. Si tu deseo es mantener tu libertad creativa la pasas mal, los guionistas no la pasamos bien allá.” 

Según este hombre del cine, las facilidades que brindan los holgados presupuestos para producir en Hollywood chocan de frente con la falta de libertad a la hora de crear. “El grado de libertad que tenés acá no lo vas a encontrar en EEUU. Esa es una de las razones por las que volví para hacer cine. Ni allá es el paraíso ni acá el infierno”, aclara.

Cada lugar tiene sus beneficios y sus dificultades. Acá el lado negativo tiene que ver con los presupuestos de producción que más allá del apoyo estatal a través del Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales (Incaa) no son equiparables a los de las productoras estadounidenses. Allá, está en la falta de libertad. “A mi no me sorprende para nada que tantos argentinos trabajen en Estados Unidos. Allá el cine es cada vez más uniforme y aburrido, no hay nuevas ideas. Entonces cuando viene un director con un nivel de creatividad y libertad para crear los gringos se enamoran. Nunca se trabaja con libertad, sos sólo un empleado. No conozco a nadie que haya pasado por la picadora de carne y la haya pasado bien. Si no pregúntale a (Juan Jóse) Campanella”, compara el director.

El futuro de Mitnik después del Oscar volverá a estar ligado a la Argentina, donde filmará su primer largometraje. Para Estados Unidos tiene pensada otra idea: un documental sobre la problemática de las personas sin techo. "Me resulta atrayente por lo obsceno de que suceda en la gran potencia mundial". "Pero no me interesa desde lo voyerista -aclara- sino rescatar al ser humano que hay detrás. Es más fácil entender un problema a través de la empatía, que se logra a nivel emocional más que intelectual”.